Cómo el contexto nos puede hacer más atractivos

context attractivenessA nadie se le escapa que el marco adecuado puede hacer que una pintura mediocre nos parezca una obra de arte; y que una escultura hermosa, situada en mal lugar, luce tanto como una muñeca comprada en los chinos. Algo similar ocurre con el atractivo físico. No hace mucho, Nicolas Guéguen y Sébastien Meineri nos decían cómo incrementar las posibilidades de obtener el teléfono de una chica, al menos en Francia. desperado_361894Según estos autores, llevar a cuestas una guitarra funciona como un potente reclamo sexual, en comparación con otros objetos más anodinos, como una bolsa de deporte. Este instrumento musical -parece inferirse- evoca en ellas la promesa de que su portador sea una persona inteligente, trabajadora, y con cualidades físicas…o, como poco, alguien cool y divertido. Tal vez por eso los viejos rockeros nunca mueren.

En la Red también está accesible un artículo del primero de los autores, Guéguen, que puede considerarse un precedente del mencionado estudio. En él, de nuevo se pone de manifiesto la influencia del contexto físico en la percepción del atractivo personal. Aunque esta vez no se trataba de sugestivas guitarras, sino de un recurso antiguo pero aparentemente igual de eficaz… las flores.

Guéguen realizó dos experimentos. En el primero de ellos participaron 46 estudiantes universitarias, la mitad de las cuales fueron asignadas a la condición experimental y la otra mitad al grupo de control.  En ambas situaciones las participantes visionaban un video de 5 minutos en el que aparecía un chico comentando algo intrascendente. La diferencia entre la condición experimental y la de control estaba, sin embargo, en que en la primera de ellas la sala de visionado estaba decorada con rosas, caléndulas y margaritas, que serían convenientemente eliminadas en la situación de control. Los resultados indicaron que, cuando se introducían flores en la sala de visionado, el actor era percibido más atractivo física y sexualmente, y que las participantes se sentían más favorables a concertar una cita con él, en comparación con la condición de control.

Elaboración propia a partir de Guégen (2011). Las puntuaciones más elevadas indican más atractivo físico y sexual y mayores intenciones de concertar una cita.

Elaboración propia a partir de Guéguen (2011). Las puntuaciones más elevadas indican más atractivo físico y sexual y mayores intenciones de concertar una cita.

El segundo experimento era una variante del anterior, que trataba no tanto de medir la actitud favorable o desfavorable hacia una posible cita sino la conducta real de concertarla. Esta vez las participantes fueron 64 estudiantes de entre 18 y 20 años, que no tenían una relación de pareja en el momento del experimento, y a las que nuevamente se asignó aleatoriamente a dos condiciones, experimental y control. Ambas condiciones eran las mismas que en el estudio anterior, es decir, incluían el visionado de un video en una sala en la que se habían incluido flores o no. Ahora bien, al término del visionado, se pedía a las participantes que comentasen el video con otro chico que también lo había estado viendo…supuestamente. En realidad el chico era un cómplice del experimentador, que desconocía si la participante estaba en el grupo experimental o control, y que tenía como misión obtener el teléfono de la participante con el fin de concertar una cita con ella. En este caso, los resultados también fueron en la dirección esperada. Las jóvenes que fueron expuestas a la sala decorada con flores respondieron más favorablemente a la solicitud explícita del colaborador de Guéguen. De hecho, en la condición experimental, el 81.3% de las participantes daba su teléfono al chico, mientras que la tasa de éxito de éste era más modesta -el 50%- cuando las flores habían estado ausentes.  Para aquellos asombrados por estas cifras de éxito, hay que aclarar que el cómplice había sido previamente seleccionado en base a su alto grado de atractivo, evaluado por un grupo de mujeres sin relación con el experimento.

540202597_532c5a1575_oEn definitiva, guitarras y flores nos recuerdan que el atractivo no es un atributo exclusivamente personal; y que la belleza no está sólo en el ojo del que mira…también, según parece, está en el contexto físico que a uno le rodea. Falta comprobar qué ocurre cuando se mezclan guitarras y flores. Los efectos de interacción quizá sean impredecibles. ¿O tal vez este experimento ya se hizo a finales de los sesenta?

Puedes acceder al texto completo del artículo de Guéguen (2011) aquí.

Referencia:
ResearchBlogging.orgGuéguen, N (2011). ‘‘Say it with flowers’’: The effect of flowers on
mating attractiveness and behavior Social Influence, 6 (2), 105-112

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